viernes, noviembre 27, 2009

Dentro del Blues existe el amor... 7ª Parte

El coche cruzaba las calles con tranquilidad. Las farolas parecían parpadear sobre el parabrisas. Afuera hacia frío. Tenia metido las manos dentro de los bolsillos. No los sacaba para nada y de vez en cuando miraba a Pilar que estaba muy concentrada.
- ¿Se enfadara contigo? Le pregunte mientras gire hacia la ventanilla de mi lado para ver las calles.
Pilar reacciono enseguida y se quedo pensativa.
- Me da igual Fer, sabe perfectamente que lo hago porque no me atrevo decirle... eso. Contesto pendiente al asfalto.
- No tiene porque enfadarse... has hecho lo correcto. Era preferible que le cuente que no estaré mucho tiempo por aquí. No quite la mirada de la escena nocturna.
- ¿Porque hablas así? ¿Te rindes? Grito ella
El silencio nos acompaño hasta llegar al edificio donde vivían. Las luces estaban encendidas. Me baje y estire un poco el cuerpo. Pude oler la noche. Sentir el frío entrar por mi boca y las fosas nasales. Algún insecto nocturno haciendo sonidos. Justamente me baje donde había luz y mire hacia el otro lado de la calle. El vaho salia despedido y metí mis manos nuevamente en los bolsillos de mi pantalón. Creía haber visto la silueta de Marcos asomarse entre las cortinas de la ventana y también que empezaba a llover poco. Mire a Pilar y estaba bajándose en ese momento del vehículo. Conociéndola, seguramente me vigilaba a ver que hacia. Cuatro luces indicaron que el coche estaba cerrado a cal y canto. Se abrió la puerta y salio Marcos con un paraguas.
- Tío... te vas a mojar. Me cogió del brazo mientras sostenía con la otra mano el paraguas.
Sonreí y nos metimos dentro. En la entrada empezamos a reírnos ya que la lluvia se había intensificado. Parecíamos tres niños jugando con el barro y nos abrazamos.
- Somos tontos... Susurro Pilar.
Marcos me abrazaba muy fuerte. Sospechaba algo. Lo notaba en su fuerza. Se que me echaba de menos pero ese apretón no era normal. Creo que era el momento porque sabia que iba a desahogarse.
- No se cuento tiempo Marcos, pero no tardare mucho. Susurre en su oído.
Pilar que estaba a espaldas de Marcos no se contuvo y se llevo las manos a la boca intentando no gritar de dolor por sus hijos. Marcos apretó con mas fuerza y empezó a sollozar.
Notaba como mi cuello se empapaba con cada lágrima. Su respiración se aceleraba y como Pilar, aguantaba ese mismo sentimiento. Marcos siempre había sido un hombre fuerte pero ahora era todo lo contrario. Era como un niño. Yo le abrace con todas mis fuerzas y empezamos a llorar. Marcos flaqueo y se quedo de rodillas en el suelo... yo le seguí abrazado.
- No, tu no, no puedes hacerme esto a mi. Que hacemos sin ti, que harán los gemelos sin su tío. No puedes hacérmelo joder.
Se aparto y Pilar se abrazo a el llorando. Les mire mientras me secaba las lágrimas con la manga de mi chaqueta. No valoraba la influencia que tenia hacia los demás. Jonas, Marcos, Pilar... ¿que hago para ser así de importante? Su mano agarro el cuello de la chaqueta con fuerza y con la mirada cambiada, llena de odio me miro a los ojos.
- Lucharemos, ¿me oyes? lucharemos hasta... y me abrazo de nuevo. Esta vez me daba besos en la mejilla. Seguía llorando y en esta ultima frase, como las anteriores a Marcos, se me clavaron como dagas en el alma. Pilar se secaba las lágrimas con clinex, creo que se le estaban acabando y subió rápidamente a ver a los gemelos que lloraban al escuchar a su padre. Se despertaron.
Ayude a levantar a Marcos que seguía abrazándose a mi.
- Vamos grandullón, tus hijos lloran. Voy a poner la mesa. Respondí con una sonrisa, pero no mirando a sus ojos para acabar con esa escena que tanto me dolía.
Marcos subió secándose las lágrimas. Pasaron muchos minutos y vi que ya la mesa estaba colocada. Solia ponerla Jonas o yo cuando veniamos a ver alguna pelicula o cumpleaños. Todas las fiestas las hacíamos en casa de Marcos y Pilar. El salón estaba como siempre. Algún juguete que dejaban los pequeños y que siempre Jonas cogía para hacernos reír. Su humor ingles mezclado con el juguete nos hacia reír mucho. El olor a la comida invadía cada rincón de el salón. La puerta de la cocina aun así estaba cerrada pero podía oler la conquista de esos champiñones salteados de Marcos.
No solo era un buen mecánico sino también un excelente cocinero. Habían fotos por todos lados, muchas estábamos Jonas y yo.
Bajaron y me miraban preocupados. No sabíamos aun como luchar contra el problema pero barajaba la idea de llamar a Raúl para... luchar. Siempre lo hice con mis problemas. Buscar los recursos necesarios para lucha contra el mismo y aunque hablábamos de mi vida, para mi era un problema cotidiano.
Tome asiento mientras abría un Lambrusco que había traído Marcos. Se extrañaron porque era el único del grupo que no bebía alcohol. Me sentaba mal y lo sabían pero era mi noche.
Parecía un prisionero que iban a ejecutar. La ultima noche podía pedir lo que quería... aunque lo que quería me venia a la cabeza cada segundo que me paraba. Ella invadía mis pensamientos, y aunque suene raro, como los champiñones hacían con el salón... a mi me lo hacia Ani en mi mente. Cada rincón era suyo y se me debía de poner una sonrisa de tonto porque Marcos y Pilar se miraban mucho y no daban crédito a lo que veían. Serví el Lambrusco y levante la copa.
- Porque dentro del Blues exista siempre el amor. Sonreí nuevamente.
Se rieron y levantaron las copas también. Bebieron y Marcos mientras daba el sorbo se levanto de repente. Cogió un mano a distancia y puso un poco de musica, sin molestar a los pequeños que dormían en el piso de arriba.
- ¿Has oído esta armónica? Pregunto entusiasmado.
Empecé a reírme mientras le miraba.
- Me lo compre hace una semana, es una mujer bellísima que te sale en el libreto, pagina 4. Seguí riéndome mientras tomaba otro pequeño sorbo del Lambrusco.
Pilar y Marcos hicieron lo mismo.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Te odio, de verdad, porque escribes estas cosas tan tristes???? Ñooooooo

Precioso, de verdad, me encanta!

Un besico!

Marcos Callau dijo...

Muy bien. La verdad es que me gusta esa cena... me gustaría hacer una cena de esas pronto. Por cierto, dentro del blues existe el amor porque es un canto al desamor... es por eso que el blues no existiría sin amor... ni sin su ausencia.

Raúl G.R dijo...

¿La última cena? No señor. Me da que el doctor Raúl encontrará una solución.

Quevedillo dijo...

A mi todos esos personajillos me suenan un poco, ¿no?...

Veamos qué es lo que pasa.

Un saludo.