sábado, octubre 04, 2008

Trincheras

Levante la mirada. El sol me cegaba como despreciandome. No podia ver sino siluetas cercanas y el ruido de la artilleria que caia sobre nuestro peloton. Consegui ponerme de rodillas y con pereza, pude colocarme el casco bien. En un lado del mismo ponia "Dios me acompaña" pero en la escena que poco a poco podia visualizar me costaba creer que estuviera con nosotros.
La infanteria alemana atacaba sin piedad y cercano a mi habia caido una granada de mano. Yo estaba bien pero mi amigo Willy estaba tirado en el suelo sin hablar ni respirar. No queria ladearlo para preguntarle si estaba bien porque sabia que la sopresa me iva a impactar. Muchos compañeros habian caido en ese dia y aguantabamos. El sargento se habia hecho con una pistola y disparaba a los que se acercaban a la trinchera. Era el horror de la guerra.
El sargento fue alcanzado mientras el medico del peloton paraba la hemorragia de otro soldado. Un aleman consiguio llegar a la trinchera pero no tenia municion. Tenia su fusil en la mano y nos miro. Estaba asustado pero a la vez reia alocadamente por las risas. Hubo una pausa y los pocos que habiamos en el peloton, le acribillaron. El cuerpo estaba delante de mi, justo al lado de Willy y me miraba fijamente.
- !Hacher¡ Pongase en su sitio, le necesitamos. Grito McDowell
Me tire junto al sargento que aun disparaba con la pistola. Las balas silbaban a su alrededor y ni pestañeaba. Ojala hubiera tenido el valor del sargento pero yo soy un simple granjero de Texas.
Mi madre es enfermera y mi padre granjero. Somos una familia corriente, ¿que hago yo alli?
- Sr. Hacher, tiene 2 opciones... o dispara contra esos malnacidos o acabare con usted con mi ultima bala. Grito el sargento nuevamente.
Cogi la Thompson que tenia a mi lado y dispare a traves de una rendija entre los sacos de arena. Los alemanes caian pero veia que no paraban de salir de sus defensas y entonces me di cuenta que pasaban por lo mismo. Al otro lado del campo, donde estaba nuestro enemigo, un oficial aleman amenazaba a sus soldados que si no salian de la trinchera dispararia.
Eran como yo, jovenes con un futuro incierto.
Todo acaba con una bala y el mundo desaparece.

No hay comentarios: