lunes, noviembre 16, 2009

Dentro del Blues existe el amor... 2ª Parte

Llego la noche. Allí estaba sentado a la mesa pensando en esa linda mujer. Su ternura al mirarme no se borraba de mi mente. Miraba el pan. Sin tocarlo. Escuchaba esas notas de Blues.
De repente, empezaba a sudar. Mis labios se enfriaron y me quede tenso. Miraba a mi alrededor pero el mundo me abandonaba. Bueno, la sensación era dejarlo todo. Notaba mi pecho acelerar deprisa.
¿Que me pasa? ¿Tanta admiración por esa mujer me enfermaba?
Me fallaban las piernas y como pude me tumbaba en el sillón. Todo me daba vueltas y empezaba a sentir dolor en un brazo.
Debía de llamar a alguien. No sabia a quien. Me sentía débil.
Pasaron los minutos y mejoraba. Ya la musica no sonaba. Mire el reloj que estaba encima del equipo de musica. Había pasado una hora.
Me levante despacio y me sentía como si hubiera trabajado horas y horas. ¿Que diablos me ha pasado?
Baje al garaje y arranque el coche. Abrí las puertas y me dirigí al hospital.
En la Santa Maria, aparque donde podía. Estaba totalmente lleno de gente y la verdad.
- ¿Señor Fernando? Pregunto una voz dentro de la sala de espera.
Me levante rápidamente y me acerque a la puerta. Ahí había una mujer con bata verde. La mujer tenia unos 30 años. Morena y con un mechón de color malva salia de su frente. Tenia el pelo recogido y aun así se veía que era largo. Sus labios perfectamente pintados de un color rosa. Unas pestañas grandes y también con maquillaje. La mire y saque mi documentación.
- Vamos, chico, entra aquí que aun no morderé. Sonrío la mujer mientras masticaba un chicle con energía.
No podía casi ni hablar de la preocupación. Pasamos por un pasillo donde habían muchas habitaciones. Algunas estaban ocupadas por personas y se escuchaba alguna queja por la mala gestión del hospital.
- Entre alli y tome asiento, pronto le atenderá el medico. Señalo la mujer mientras escribía algo en la carpeta.
Entre dentro y efectivamente habia una silla. La mesa esta justamente enfrente y estaba llena de carpetas y papeles. En una pared, totalmente blanca, había instrumentos de medicina y un pequeño armario en el otro lado. Una camilla ubicada pegada a una pared con una sabana blanca.
- Buenas noches, señor... Fernando. Una voz masculina entraba y miraba unos papeles.
- Buenas noches, doctor. Salude en voz baja.
El medico iba con una bata blanca. Tenia gafas y un pelo bastante alborotado.
- Esta aquí porque sufre un cuadro de malestar. Según esto... sudoración, dolor en el brazo, mareos... ¿me falta algo? Pregunto mientras recogía sus gafas.
- Pues que pasaría una hora así. Creo no haber perdido la consciencia.
El medico siguió escribiendo y señalo sin levantar la mirada del papel a la camilla.
Me levante lentamente. Mire al medico y ya empezando a preocupar me senté en la camilla.
- Quitese la camisa y acomodese por favor. Indico el medico mientras cogia el fonendoscopio.
Empezo a oscultarme y procedió a realizarme las pruebas necesarias para llegar a un diagnostico.
Pasaron unas horas y estaba de nuevo en la sala. Esperando los resultados y mirando de un lado a otro como se iban los pacientes.
- Señor Fernando... Me nombro el medico nada mas llegar a la sala.
Me levante enseguida y le mire fijamente. No se porque tanta espera para decirme algo.
- Hemos mirado los resultados. Creo que debería ir a la consulta de un cardiólogo el cual le remitiré porque vemos una anomalía en su corazón. Dicto el medico
- ¿Anomalía? ¿En el corazón? Grite interrogándole.
La gente me miro. No podía creer lo que me decía. Me siento bien. Salvo el momento ese de mareos y dolor de brazo, el resto anda todo bien. Mi familia estaba bien también, algo lejos pero bien.
Salí de la Santa Maria con los papeles en la mano. La citación la tenia a la semana y ya el medico, me explico que debería guardar reposo hasta que me diera un resultado mas afirmante. Quería pensar que no era mi fin del mundo. Me apoye en el coche y saque las llaves.
No encontraba, entre el manojo, la llave. Se me cayeron al suelo y con intención de recogerlas del suelo apoye mi frente en la puerta del coche.
Necesitaba desahogarme.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Precioso, isleño! La historia promete, de verdad, pero dale tambien a los niños del sol, que los tienes medio abandonadillos...

besos

Orden Thousand dijo...

Hola turron¡¡¡¡
Pues de momento cielo los Niños del Sol lo hare en archivo. Ese es algo mas fantastico y necesita que se haga en un archivo para que puedan leerlo luego mis fans... tu una de ellas.
No tengo abandonado a Hanna. Aunque me leas la mente ;)

Raúl G.R dijo...

Xordiga, no me lo despistes que no terminará el relato.